Si me dejas acercarme te acariciaré los recuerdos
y vestiré transparentes los últimos años,
olvidaré la angustia de ver la maleta en la puerta
y tu vida de cero a goma de borrar,
te leeré un cuento de camino a trozos
empezando por ninguno,
y escucharé tu respiración mientras paso de página.
Te haré un traje de cosquillas si me dejas,
desabrocharé el corsé que te envuelve
y la tormenta será música para tu alma pobre,
y nunca volverás a hacer daño queriendo, aliento,
podrás desglosar tu persona en viento del sur
y volar,
será el mayor de los intentos inconsciente,
de la pérdida de control sobre la rotación de la tierra,
y nunca tendrás que comprar, más nada ni nadie.
Si me dejas creer creeré que estás conmigo,
que valió la pena en algún modo conciso la estirpe,
y crepuscular no dejaré de mirar las estrellas
en el escalón de la entrada, cuando vuelvas,
que iremos al cine, a ver la próxima de Almodóvar.
Si me dejas renegaré del jazz demasiado alto en la buhardilla,
de tus más de 365 manías enroscadas,
a la musculatura de tus piernas y las plumas que, deslumbraron los redondos de una infante,
si me dejas escribir sin leer lo que escribo,
sabiendo que me partirás una vez más
y podré hacer cuenta nueva con lo bueno, y cuenta nueva si me dejas,
podré respirar más hondo y templado,
acompañarte en este ciclo que se cierra
sin mirar las manecillas del reloj.
Carmen Megias
y vestiré transparentes los últimos años,
olvidaré la angustia de ver la maleta en la puerta
y tu vida de cero a goma de borrar,
te leeré un cuento de camino a trozos
empezando por ninguno,
y escucharé tu respiración mientras paso de página.
Te haré un traje de cosquillas si me dejas,
desabrocharé el corsé que te envuelve
y la tormenta será música para tu alma pobre,
y nunca volverás a hacer daño queriendo, aliento,
podrás desglosar tu persona en viento del sur
y volar,
será el mayor de los intentos inconsciente,
de la pérdida de control sobre la rotación de la tierra,
y nunca tendrás que comprar, más nada ni nadie.
Si me dejas creer creeré que estás conmigo,
que valió la pena en algún modo conciso la estirpe,
y crepuscular no dejaré de mirar las estrellas
en el escalón de la entrada, cuando vuelvas,
que iremos al cine, a ver la próxima de Almodóvar.
Si me dejas renegaré del jazz demasiado alto en la buhardilla,
de tus más de 365 manías enroscadas,
a la musculatura de tus piernas y las plumas que, deslumbraron los redondos de una infante,
si me dejas escribir sin leer lo que escribo,
sabiendo que me partirás una vez más
y podré hacer cuenta nueva con lo bueno, y cuenta nueva si me dejas,
podré respirar más hondo y templado,
acompañarte en este ciclo que se cierra
sin mirar las manecillas del reloj.
Carmen Megias
5 comentarios:
Si no te deja ahora, es que esta mal de la cabeza, como resistirse a tan maravillosas promesas...
Gracias poeta.
Me guardas un abrazo tuyo, por favor.
Besos
Carmen
... sin mirar las manecillas del reloj! que bueno, estoy con Mari, como resistirse a tus promesas!!!
Mabel, te veo muy asomadita! te mando besos de arena y letra
carmen
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