jueves, 9 de julio de 2009

Duermevela

“... y picotearía al intruso, al que sube arriba”
Paloma Ángel


Un intruso acecha en la duermevela,
en la espera del envite del corazón
para arrancarme los latidos,
uno a uno,
desgranando cada nota que sale del pecho,
salpicando los recuerdos
y el intruso no se marcha.

Tizna de apoplejía las sandalias barro del pasado,
quiste en la hibernación del sueño
y cuando entre,
lo invito a la sala donde se mecen los flashbacks del alma,
donde se retuercen los colgajos comprimidos,
los del mechón en la frente.

Le invito a subir,
a retorcer su mirada desde las alturas,
desde la vejación del sueño
por no postrar el alma ante sus ojos,
desatados desinhibidos,
y se mecen los recuerdos en la cuna de los párpados.

Le invito a entrar,
a desatarme de esta locura que muerde las espaldas,
a escupir sus dientes en la mellada cuna,
pero si entra...
picotearía uno a uno sus recuerdos
y que me deje salir de este encierro,
de esta prisión que me atenaza...

Le invito a subir,
picoteando cada peldaño de la escalera,
cada una de las costillas que se abrigan bajo la piel.

Le invito a subir,
el intruso mira,
logra irse...


Natalia Ruiz de Cenzano

3 comentarios:

María Peiró dijo...

Ensoñacíón o pesadilla, los intrusos logran siempre picotear el seso y aún así, los invitamos.

Clara Rincon dijo...

Querida Juana,

como ves ya he dejado entrar al intruso en las ensoñaciones, y espero que no se marche, que se atreva a venir a dulcificar mis pesadillas.

Anónimo dijo...

Invitación a leer tus letras. Me gusta ser la intrusa.

Un beso grande. Paloma