Cualquier cosa es mejor a este avispero en llamas que me aguija, porque aquí, donde estoy, me duele todo: la tierra, el aire, el tiempo, y este volcanizado sueño a ciegas, sucumbiendo.
Anoche sollozaba por un vaso de luz, hora tras hora ardí de sed y amanecí vacía.
Otra noche fue el sobresalto dulce, el de la sangre; enardecida fui de la jaula al látigo, del látigo al silbido agresivo y caliente de las venas, amanecí amargada.
Otra vez, me adentré un amor como montaña; gacela estremecida vagué temblando húmeda de lágrimas.
Mansamente en silencio, ahíta de ternura, bebí luz de cristal entre los sueños, se me quebró en la entraña, me cortaba, y me quedé en tinieblas...
Cuántas cosas he dicho, palabras que se arrancan por no llorar de rabia. Ya no puedo dormir sobre la misma almohada aunque los ojos sueñen; me repudio al decirlo, pero cualquier cosa es mejor a este avispero en llamas en que vivo.
1955
|
1 comentario:
Un estupendo poema, Lore, un estupendo regalo, mil gracias.
Publicar un comentario