jueves, 17 de septiembre de 2009

Reloj de espaldas

...








Vuelve la ausencia a entregarse en los embozos
y vuelve a girar el contorno de la mirada en su ciclo de pupila adulterada.
El Tiempo se propaga límites.


Se propaga límites el Tiempo,
se engorda de días, de años
se propaga y los trasforma minúsculos
y segundos,
se fuma humo entre los dedos
y franquea las espaldas,
nos pasa por encima,
nos exilia muro y Berlín
bajo miradas de muralla atenta,
escolta tejedora de probables,
de acasos, de imposibles…

El Tiempo se propaga límites
acortando voluntades,
la agenda nos dispensa de toda culpa
nos acusa y culpa
de un todo que no antecede,
hibernan las manos
a la hora injusta,
se restan feudo de un reloj
que en la espalda nos cruje de huesos,
íncubo y fantasma publicándonos sin margen
al límite de un Tiempo que se propaga.

Mabel Valero

1 comentario:

María Peiró dijo...

Felicidades por este poema, Mabel, el Tiempo ha demosatrado ser oro en tus manos.